martes, 26 de octubre de 2010

La desigualdad como etapa para conseguir la riqueza

Uno de los principales inconvenientes que se imputan al capitalismo es su capacidad para conseguir desigualdades económicas. Sin embargo, muchas veces se olvida que la desigualdad viene acompañada siempre de la mejora de la calidad de vida de toda sociedad donde el capitalismo se desarrolla.

Otro de los tópicos anticapitalistas es la predicción del agotamiento de los recursos debido al incremento desproporcionado de la población y la producción. Esto se ha visto negado una y otra vez por las distintas experiencias históricas de los países que ha experimentado un desarrollo industrial y económico y donde el problema final no es el crecimiento descontrolado de la población, sino, todo lo contrario, su estancamiento.

En un artículo publicado en 1996 y titulado “La revolución industrial: Pasado y futuro”, Robert Emerson Lucas, premio Nobel de Economía (1995), explica de forma sencilla y asequible las características de la evolución económica que sufrieron algunos países europeos durante la Revolución Industrial y como dicho proceso se repite en las actuales naciones en vías de desarrollo. De igual manera, señalas las pautas del proceso de crecimiento posterior a dicha revolución.

Dejo a continuación un fragmento del artículo mencionado, cuya comprensión por parte de aquellos contrarios al capitalismo (o economía de libre mercado) evitaría la condena a la pobreza perpetua a millones de habitantes de nuestro planeta.


“De todas las tendencias perjudiciales para una economía sana, la más seductiva y, en mi opinión, la más venenosa es centrarse en cuestiones de distribución. En este mismo momento está naciendo un niño en una familia norteamericana mientras otro niño, igualmente valorado por Dios, está naciendo en una familia de la India. Los recursos de todo tipo que estarán a disposición de este nuevo norteamericano serán 25 veces mayores que los recursos de que dispondrá su hermano indio. Esta situación nos parece una injusticia horrible que amerita una acción directa correctiva, y quizás algunas acciones de este tipo puedan y deban tomarse. Sin embargo, del enorme aumento que ha habido en el bienestar de millones de personas durante los 200 años transcurridos desde la revolución industrial hasta la fecha, casi nada puede atribuirse a la redistribución directa de recursos desde los ricos hacia los pobres. La posibilidad de mejorar las condiciones de vida de la gente pobre por la vía de distribuir de una manera diferente la producción actual es nula comparada con el potencial que existe, al parecer ilimitado, para incrementar el producto.”


Enlace recomendado:
“La revolución industrial: Pasado y futuro” - Robert Emerson Lucas (Centro de Estudios Públicos - Chile)

7 comentarios:

rojobilbao dijo...

"Lo mejor es enemigo de lo bueno". Después de tantos siglos hay que seguir insistiendo en lo comprobado empíricamente.

JM García dijo...

Ayer viendo House, ese personaje que parece sacado de una novela de Ayn Rand, soltó la frase "se tiene lo que se tiene, no lo que se merece".
De tanto hablar de derechos se nos olvida que tenerlos no nos hace iguales, simplemente nos permite luchar por ser felices en función de neutras disimiles capacidades, con nuestros aciertos y desaciertos.
Para ser felices no todos necesitan las mismas cosas. No todos tenemos el mismo nivel de curiosidad ni de ambición.
La utópica igualdad solo existe en la febril mente de quienes desean gobernarnos imponiéndonos su manera de ser feliz.

El corsario Liberal dijo...

Totalmente de acuerdo.

Hice un artículo incidiendo en este tema que creo puede ser interesante también:

http://valor-crecimiento.blogspot.com/2010/07/la-desigualdad-es-pobreza-economia.html

Anónimo dijo...

Me quedo con lo de que:

"Esta situación nos parece una injusticia horrible que amerita una acción directa correctiva, y quizás algunas acciones de este tipo puedan y deban tomarse".

Respecto a esto otro:

"La posibilidad de mejorar las condiciones de vida de la gente pobre por la vía de distribuir de una manera diferente la producción actual es nula comparada con el potencial que existe, al parecer ilimitado, para incrementar el producto.”

Cabe decir que cuanto más producto más se puede redistribuir, en efecto es mucho más el 1% de 1 millón que el 10% de 1000; por ello implementar medidas de justicia distributiva no implica necesariamente destruir la actividad económica o esclerotizarla.

Solo por puntualizar.

JM García dijo...

"...implementar medidas de justicia distributiva no implica necesariamente destruir la actividad económica o esclerotizarla."

A mi lo que me asusta es quién define que es justo y para quién.

Anónimo dijo...

JM García:

Claro, eso de justicia+distributiva suena comunista, ¿no? qué desgracia de país donde los asnos señalan a los espectros del miedo.

Eze dijo...

Hola Eetión,

No hay contradicción en aceptar que el libre mercado es el sistema de distribución de la riqueza más eficiente que poseemos y, a la vez, sostener que dicha distribución eficiente es injusta.Creo que todos estamos de acuerdo con esto.

Esstoy de acuerdo con el autor del texto en que las desigualdades entre algunos ciudadanos de países ricos y otros de países pobres es horriblemente injusta. También estoy de acuerdo con que se requieren acciones directas de redistribución de la riqueza. Y también en que la solución a largo plazo consiste en que esos países estén dotados de mecanismos propios de producción de riqueza.

La cuestión es ¿qué deberes tienen las sociedades ricas frente a las sociedades pobres? Podemos aceptar que, dentro de cada sociedad, los ciudadanos se deben los unos a los otros los recursos necesarios para garantizar los derechos fundamentales de todos, pero ello no nos lleva a concluir necesariamente que las sociedades poseen tales deberes entre ellas.

Sin embargo, yo creo que en la medida en que las diferentes sociedades humanas poseen instituciones comunes, especialmente un sistema institucional económico común, existen algunos tales deberes, al menos, de asistencia de las sociedeades ricas frente a las pobres. Especialmente por cuanto las sociedades pobres no son libres de aceptar o no el sistema de instituciones internacionales creado por las socieades ricas.

Por supuesto si creemos que sencillamente cada uno de nosotros, como ciudadano, carece de deberes de justicia distributiva para con el resto de sus concidadanos, será muy difícil llegar a creer que tenemos tales deberes para con miembros de otras sociedades humanas.

JM García:

Tienes razón en lo que dices: somos fundamentalemente iguales en el sentido de que todos goxamos de los mismos derechos humanos fundamentales. Y somos cada uno de nosotros diferentes en el sentido de que cada uno tiene su modo de ser faliz. Así, es tiránico que unos pretendan imponer su modo de ser feliz a los demás.

Sin embargo creo que de eso no habla esta entrada. Esta entrada habla acerca de si tenemos deberes de redistribución frente a quienes por pura mala fortuna (es decir, de forma no culpable, no por haber errado, no por ser menos curiosos, no por ser menos ambiciosos, sino por loe mero hecho de haber nacido en otro punto greográfico, en otra familia, en otra sociedad)carecen de recursos que se merecen.

Porque recordemos: todos nos merecemos los recursos necesarios para satisfacer los derechos fundamentales, de forma que se comete injusticia si quienes ya los tienen satisfechos no distribuyen los necesarios para satisfacer los de los demás.

Preguntas, ¿quién define lo justo? Nadie, pues, en todo caso, lo justo no se define, sino que se descubre. ¿Quién está mejor situado para descubrirlo? En la esfera pública, los ciudadanos participando en las insituciones de deliberación democrática. ¿Quiere eso decir que acertarán siempre? No. ¿Quiere decir, sin embargo, que no haya otro modo legítimo de hacerlo? Exacto, no hay otro modo legítimo.

Un abrazo,
Eze