viernes, 29 de octubre de 2010

La viñeta de la semana: Exclusiva: por qué murió el pulpo Paul


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martes, 26 de octubre de 2010

La desigualdad como etapa para conseguir la riqueza

Uno de los principales inconvenientes que se imputan al capitalismo es su capacidad para conseguir desigualdades económicas. Sin embargo, muchas veces se olvida que la desigualdad viene acompañada siempre de la mejora de la calidad de vida de toda sociedad donde el capitalismo se desarrolla.

Otro de los tópicos anticapitalistas es la predicción del agotamiento de los recursos debido al incremento desproporcionado de la población y la producción. Esto se ha visto negado una y otra vez por las distintas experiencias históricas de los países que ha experimentado un desarrollo industrial y económico y donde el problema final no es el crecimiento descontrolado de la población, sino, todo lo contrario, su estancamiento.

En un artículo publicado en 1996 y titulado “La revolución industrial: Pasado y futuro”, Robert Emerson Lucas, premio Nobel de Economía (1995), explica de forma sencilla y asequible las características de la evolución económica que sufrieron algunos países europeos durante la Revolución Industrial y como dicho proceso se repite en las actuales naciones en vías de desarrollo. De igual manera, señalas las pautas del proceso de crecimiento posterior a dicha revolución.

Dejo a continuación un fragmento del artículo mencionado, cuya comprensión por parte de aquellos contrarios al capitalismo (o economía de libre mercado) evitaría la condena a la pobreza perpetua a millones de habitantes de nuestro planeta.


“De todas las tendencias perjudiciales para una economía sana, la más seductiva y, en mi opinión, la más venenosa es centrarse en cuestiones de distribución. En este mismo momento está naciendo un niño en una familia norteamericana mientras otro niño, igualmente valorado por Dios, está naciendo en una familia de la India. Los recursos de todo tipo que estarán a disposición de este nuevo norteamericano serán 25 veces mayores que los recursos de que dispondrá su hermano indio. Esta situación nos parece una injusticia horrible que amerita una acción directa correctiva, y quizás algunas acciones de este tipo puedan y deban tomarse. Sin embargo, del enorme aumento que ha habido en el bienestar de millones de personas durante los 200 años transcurridos desde la revolución industrial hasta la fecha, casi nada puede atribuirse a la redistribución directa de recursos desde los ricos hacia los pobres. La posibilidad de mejorar las condiciones de vida de la gente pobre por la vía de distribuir de una manera diferente la producción actual es nula comparada con el potencial que existe, al parecer ilimitado, para incrementar el producto.”


Enlace recomendado:
“La revolución industrial: Pasado y futuro” - Robert Emerson Lucas (Centro de Estudios Públicos - Chile)

domingo, 24 de octubre de 2010

Desconectar para conectar (video)

Aquellos que hemos cedido a los encantos de la Red en todas sus variantes corremos el riesgo de perdernos lo que pasa a nuestro alrededor. Cosas importantes, únicas y que en muchas ocasiones puede que nunca vuelvan a suceder. Para que esto no ocurra, deberíamos desconectar para conectar. Sin miedo. Internet siempre estará ahí esperándonos.

viernes, 22 de octubre de 2010

La viñeta de la semana: Soria apoya a Paulino que apoya a Zapatero



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viernes, 15 de octubre de 2010

La viñeta de la semana: El rescate de Zapatero


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martes, 12 de octubre de 2010

Cuando el Estado decide si tu casa es tuya (la Ley de Costas)

Una de las condiciones imprescindibles para el desarrollo y la supervivencia de una sociedad es el respeto jurídico del derecho de propiedad. Allí donde éste no existe o es deficitario, el progreso se paraliza y la miseria parece eternizarse. Precisamente ese es el argumento que expone el economista Hernando de Soto en su libro "Por qué el capitalismo triunfa en occidente y fracasa en el resto del mundo", donde afirma que una de las principales causas de la falta de desarrollo muchos países del tercer mundo es la deficiente definición y plasmación de los derechos de propiedad en sus ámbitos de control. Sin resolver este problema, estos países nunca podrán conseguir los niveles de riqueza económica de la que actualmente disfruta las naciones desarrolladas.

En 1969, una Ley de Costas reguló la propiedad de los llamados bienes del dominio marítimo, definiendo la zona marítimo-terrestre. En base a esta ley, muchas propiedades fueron inscritas en los correspondientes registros de propiedad. De esta forma, los derechos de todos estos ciudadanos quedaban perfectamente protegidos.

Pero hete aquí que en 1988 se aprueba una nueva Ley de Costas que vuelve a definir lo ya definido en 1969. En su artículo 8, la nueva ley afirma lo siguiente:

"(…) no se admitirán más derechos que los de uso y aprovechamiento adquiridos de acuerdo con la presente Ley, careciendo de todo valor obstativo frente al dominio público las detentaciones privadas, por prolongadas que sean en el tiempo y aunque aparezcan amparadas por asientos del Registro de la Propiedad."

Y casi al final de la misma, en la disposición transitoria primera, podemos leer:

"(…) los titulares de espacios de la zona marítimo-terrestre, playa y mar territorial que hubieran sido declarados de propiedad particular por sentencia judicial firme anterior a la entrada en vigor de la presente Ley pasarán a ser titulares de un derecho de ocupación y aprovechamiento del dominio público marítimo-terrestre, a cuyo efecto deberán solicitar la correspondiente concesión en el plazo de un año a contar desde la mencionada fecha. La concesión se otorgará por treinta años, prorrogables por otros treinta, respetando los usos y aprovechamientos existentes (…)"

¿Qué ha pasado? Pues simplemente que personas que habían cumplido con la ley y tenían perfectamente definidos sus derechos de propiedad han sido privadas de sus bienes. Podría afirmarse que esto no deja de ser algo habitual, pues las expropiaciones por interés público se dan con frecuencia hoy en día. Pero existe una diferencia importante. Cuando se realiza una expropiación, se paga al expropiado una cantidad que compense su perdida. Sin embargo, esto no ocurre al aplicar la vigente Ley de Costas. No se indemniza verdaderamente, solamente se da una concesión finita en el tiempo que dista mucho de ser suficiente para compensar la perdida de la propiedad.

Además, en ocasiones, los deslindes (el acto que dictamina hasta donde llega el límite de la zona marítimo-terrestre) se realizan de forma discrecional, sin las suficientes garantías técnicas, dejando al criterio subjetivo de la Administración la perdida de la propiedad. Tal fue el caso de la zona conocida como "Punta Larga" del municipio de Candelaria, donde una resolución de la Dirección General de Costa fue anulada por los tribunales por la razón comentada. En otras ocasiones, una propiedad, una simple choza incluso catalogada como pieza arqueológica, pretendía ser demolida alegando el cumplimiento de la Ley de Costas.

Puede que todo lo narrado sólo sea sólo una "mancha" en la correcta legislación que protege la propiedad en España. Pero, seguramente esto no sirva de excusa a todos aquellos que han perdido sus propiedades y que vivirán pensando que ha sido el Estado el que ha incumplido el séptimo mandamiento: "No robarás".

Lágrimas y esperanzas en "Bajo la Cuesta"


Enlaces recomendados:
Costas Marítimas – Blog del abogado José Ortega

martes, 5 de octubre de 2010

Economía Austriaca en La Luna: El mercado intervenido

Vivimos en la ficción de una sociedad capitalista. Con frecuencia, muchos enemigos del mercado nos echan en cara la crueldad de un sistema donde la única ley que prevalece es la ley de la oferta y la demanda. Pero, o son ignorantes o mienten. Nuestra sociedad está altamente intervenida por el Estado. La lista sería interminable. Se controla nuestro dinero, nuestros productos, la forma de venderlos y comprarlos, nuestro sistema de salud, protección social y educación. Se fijan innumerables normas para el disfrute y uso de los recursos naturales. Incluso se regula, en ocasiones, nuestra capacidad de difundir información. En definitiva, se controla la forma de ejercer nuestro derecho de propiedad y de este control surge la perdida de la libertad. Por que no nos engañemos, quien controla nuestras decisiones económicas termina dirigiendo nuestras vidas. El derecho de propiedad, sin ser un derecho absoluto, es el garante del ejercicio de nuestra libertad. De ahí, que cuando dejamos de ejercerlo, cedemos las riendas de nuestro destino.

En el siguiente video, Jesús del Amo nos explica de forma sencilla y amena en qué consiste ese mercado intervenido en el que estamos inmersos, llegando a una conclusión final ante la siguiente pregunta de César Sar: ¿estamos más cerca de una economía soviética que de una capitalista?


viernes, 1 de octubre de 2010

La viñeta de la semana: CC y PNV apoyan la Ley de Economía Sostenible


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