viernes, 31 de diciembre de 2010

La viñeta de la semana: En serio, ¡feliz año!


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viernes, 24 de diciembre de 2010

QUEEN - Thank God It's Christmas (Gracias, Dios, es Navidad)


Oh, amor mío, hemos tenido nuestra dosis de lágrimas
Oh, amigo mío, hemos tenido nuestras esperanzas y nuestros temores
Oh, amigos míos, ha sido un año largo y duro
Pero ahora es Navidad
Sí, es Navidad
Gracias, Dios, es Navidad


La luna y las estrellas parecen terriblemente frías y brillantes
Esperemos que la nieve haga que esta Navidad vaya bien
Amigos míos, el mundo compartirá esta noche especial
Porque es Navidad
Sí, es Navidad
Gracias, Dios, es Navidad
Por una noche

Gracias, Dios, es Navidad, yeah
Gracias, Dios, es Navidad
Gracias, Dios, es Navidad
¿Será esto Navidad?
Dejemos que sea Navidad
Todos los días

Oh, amor mío, hemos vivido días problemáticos
Oh, amigo mío, hemos recorrido caminos muy extraños
Amigos míos, en este día entre los días
Gracias, Dios, es Navidad
Sí, es Navidad
Gracias, Dios, es Navidad
Por un día

Gracias, Dios, es Navidad
Sí, es Navidad
Gracias, Dios, es Navidad
Ooooh, yeah
Gracias, Dios, es Navidad
Sí, sí, sí, sí, es Navidad
Gracias, Dios, es Navidad
Por un día

Muy feliz Navidad para todos

Oh my love we've had our share of tears
Oh my friend we've had our hopes and fears
Oh my friends it's been a long hard year
But now it's Christmas
Yes it's Christmas
Thank God it's Christmas

The moon and stars seem awful cold and bright
Let's hope the snow will make this Christmas right
My friends the world will share this special night
Because it's Christmas
Yes it's Christmas
Thank God it's Christmas
For one night

Thank God it's Christmas yeah
Thank God it's Christmas
Thank God it's Christmas
Can it be Christmas?
Let it be Christmas
Ev'ry day

Oh my love we've lived in troubled days
Oh my friend we have the strangest ways
All my friends on this one day of days
Thank God it's Christmas
Yes it's Christmas
Thank God it's Christmas
For one day

Thank God it's Christmas
Yes it's Christmas
Thank God it's Christmas
Oooh yeah
Thank God it's Christmas
Yes yes yes yes it's Christmas
Thank God it's Christmas
For one day

A very merry Christmas to you all

La viñeta de la semana: Mensaje de los controladores aéreos


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domingo, 19 de diciembre de 2010

Lecciones de un progresista: Ayudemos a las mujeres pobres a abortar a sus hijos

Está visto que la progresía proabortista utiliza todas las ocasiones para promocionar su cultura de la muerte. El progresista y defensor del aborto, sobre todo para las mujeres pobres, Ignacio Escolar, nos cuenta en su blog la historia de una pobre mujer inmigrante que, siendo prostituta en un club de alterne, quedó embarazada y se provocó el aborto mediante un medicamento que le ocasionó graves secuelas por las que tuvo que ser hospitalizada. La mujer, al confesar en el hospital lo que había hecho, fue denunciada y más tarde condenada a una multa de 540 euros por el delito cometido.

Y como conclusión no se le ocurre otra cosa a Ignacio Escolar que afirmar "que cuando algunos plantean prohibir el aborto en España, de lo que hablan realmente es de que sólo las mujeres con dinero para viajar a Londres puedan abortar; de que haya más víctimas, como esta mujer, que no sólo se jueguen la cárcel sino también su vida".

¡No, Ignacio! Nadie que condena el aborto lo hace con ánimos de ver sufrir a ninguna mujer, ya sea pobre o rica. Quienes condenamos el aborto lo hacemos con la convicción de que realmente la verdadera víctima es ese niño al que se le niega la vida y que también esa mujer quedará marcada para siempre por su terrible decisión. ¿Te has parado a pensar, Ignacio, que precisamente ese niño fue abortado por ser también pobre al serlo su madre? Quizás si hubiera sido menos pobre o su madre hubiera recibido ayuda, ahora mismo estaría vivo. Pero claro, era pobre y a ti, Ignacio, no se te ocurre otra forma de ayudar a los pobres que recomendar el aborto para su eliminación. Del aborto de los niños de mujeres ricas tú no te preocupas. Dejemos que cada clase social se ocupe de sus abortos. No se te podrá negar, Ignacio, coherencia ideológica.


sábado, 18 de diciembre de 2010

Social Confirming: Una ironía cruel

Los pasados días 16 y 17 de presente mes, la Junta de Andalucía organizó un evento denominado Air 2010. En el mismo fue presentada por el consejero de Empleo de esa comunidad autónoma, Manuel Recio, la herramienta denominada Social Confirming o Responsabilidad Social Corporativa. Veamos en palabras del consejero en qué consiste este concepto:




De ningún modo puedo pensar que el consejero está actuando de mala fe. Por principio, se presupone que cualquier político debe buscar siempre el bienestar de los ciudadanos [sic]. Parece entender que en cada acto de compra el cliente realiza una elección y evaluación de la empresa que le suministra los bienes. Si ésta le aporta lo que necesita, realiza el acto de compra, y no lo hace en caso contrario. Partiendo de este hecho, libre como pocos, se pretende definir los criterios por los cuales un cliente ha de evaluar a la empresa que le ofrece sus productos.

Lo anterior no deja de ser un intento más de influir, de intervenir, en el ciudadano, porque, ¿realmente no sabe una persona lo que le es más útil para sus intereses como para que un grupo de personas tenga que indicárselo?

Sin embargo, lo más preocupante de esta iniciativa es que en el trasfondo del concepto del Social Confirming late la idea progresista de que son las empresas y los empresarios, seguidores de un capitalismo salvaje, los que han convertido este mundo en un lugar inhóspito, insolidario y agresor contra el hombre. Por eso, no deja de tener su ironía (cruel ironía, eso sí) que el consejero de Empleo de una región que tiene en la actualidad una tasa de paro del 28,55% hable de Responsabilidad Social Corporativa. ¿Dónde está la Political Social Confirming o Responsabilidad Social Política? ¡Ojalá pudieramos exponer nuestras opiniones sobre los políticos con tanta frecuencia y tan fácilmente como lo hacemos con las empresas cuando compramos sus productos! ¡Ojalá existieran herramientas web 2.0 destinadas a evaluar a nuestros políticos! Puede que entonces las cosas no fueran tan mal.


Enlaces relacionados:
Social Confirming. Poder para los ciudadanos - Cuartopoder

viernes, 10 de diciembre de 2010

La viñeta de la semana: El futuro de nuestros hijos


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miércoles, 8 de diciembre de 2010

La crisis de los controladores: La alternativa al estado de alarma

Acabo de dejar un mensaje en una entrada del blog "El rincón de la libertad" de José García Palacio. En la entrada se preguntaba cual hubiera sido la alternativa a la promulgación del estado de alarma por parte del Gobierno. Me ha parecido interesante compartir mi mensaje en este blog:

¡Hola, José!

¿Alternativas? Pongámonos en situación. Soy el ministro de Fomento y por las razones que sea (ineficacia, soberbia, simple estupidez o incluso buena fe y ganas de hacer bien mi trabajo, da lo mismo) he puesto al país en el riesgo de paralizarlo durante meses. ¿Por qué? Pues porque los controladores son escasos y tienen la llave de la solución y no he sido capaz a lo largo de meses (y años si contamos mis predecesores pues el convenio vencía en el 2004) de formar a nuevos controladores.

¡Menudo marrón! ¡La he liado! ¿Y ahora? Si soy honesto (ya se que es mucho pedir para algunos políticos) le doy a los controladores lo que piden (incluido el salario) y luego convoco una rueda de prensa y dimito. ¿Es un problema de dinero? ¿Con los gastos absurdos que ha realizado mi Gobierno? Pues basta con quitar unas cuantas subvenciones y se acabó.

Pero en lugar de esto, organizo un jaleo como nunca se ha visto y encima trato de justificar que las cosas se han hecho bien.

Por cierto, para que no haya malentendidos, considero que lo que han hecho los controladores ha sido muy desproporcionado e injustificable. Ya decidirán los tribunales si lo que ha hecho el Gobierno también lo ha sido. ¿Hemos de tener confianza en que esto último será así? Que cada cual se responda...

domingo, 5 de diciembre de 2010

La crisis de los controladores: A vueltas con el salario justo

Uno de los principales motivos de ataque y deslegitimación de los controladores aéreos es la cuantía de su sueldo. Las preguntas que subyacen en el fondo de este debate son las siguientes: ¿Es justo que alguien cobre estas cantidades cuando la mayoría cobra muchísimo menos e incluso existen casi cinco millones de parados?, ¿quién decide lo que debe cobrar un trabajador o una empresa por entregarnos un bien determinado?

En anteriores entradas este tema ya lo he tratado y es un aspecto fundamental de la teoría económica. Ya los escolásticos de la Escuela de Salamanca trataban los salarios entendidos como un tema de justicia conmutativa. De esta forma, seguían el razonamiento planteado por Santo Tomás de Aquino en su Summa Teológica (I-II q. 114 art. 4) (1). Asimismo, afirmaban que el importe de los salarios debía considerarse de la misma forma que se considera el precio de los bienes que se intercambiaban en el mercado, el cual se obtenía por la estimación común siempre que no existiera fraude en el intercambio. Este planteamiento fue luego formalmente enunciado por Carl Menger mediante la llamada ley de utilidad marginal, que viene en esencia a decirnos que el valor de los bienes es algo subjetivo y depende de la satisfacción de una necesidad de un individuo concreto, disminuyendo a medida que se incrementa la cantidad de ese bien.

Por otra parte, tampoco debemos olvidar que la cuantía del salario debe respetar la dignidad del trabajador. Muchos pensarán que la única manera de cumplir con este principio es la fijación de un salario mínimo. Sin embargo, aunque pudiera resultar paradójico, la dignidad del trabajador se respeta de forma más perfecta cuando no abandonamos el respeto a la propia libertad de las partes, entendida ésta sobre todo por el respeto a la propiedad privada. Por último, no olvidemos que el valor de los salarios depende también, como decía Pío XI (2) de las “condiciones de la empresa”, que en lenguaje técnico deberíamos enunciarlo diciendo que el importe de los salario dependerá de la productividad marginal del trabajo.

Teniendo en cuenta todo lo anterior, no puede aceptarse que la mayoría de las personas consideren los salarios de un controlador aéreo desde un punto de vista de justicia distributiva, negando asimismo la fijación de los mismos por los elementos que hemos considerado. Solamente se atiende a la comparación con el salario medio de los trabajadores. El Gobierno ha explotado muy eficazmente este planteamiento emotivo, tildándolos de privilegiados, olvidando que no existe en este país nadie más privilegiado que la clase política como colectivo. Este planteamiento también podemos verlo en las televisiones. Es realmente curioso el diálogo que se establece al final de la entrevista a un controlador por parte de Susana Griso:

César Cabo (controlador): “yo creo que soy español, como el resto, y que tengo los mismos derechos”.
Susana Griso: “pero usted cobra mucho…por encima del resto, es consciente también de eso ¿no? en un momento de crisis son ustedes un sector privilegiado”.

Y digo que resulta curiosa la respuesta de la presentadora pues, como es sabido, en la actualidad su retribución en Antena 3 es de un millón de euros anuales, mucho más que la media que se dice cobraban los controladores aéreos. ¿Estaría Susana Griso dispuesta a aplicar a su sueldo el mismo criterio que exige a los controladores y, ya que estamos en un momento de crisis y también es una privilegiada, aceptaría una bajada significativa de sus retribuciones?¿Lo aceptaríamos cualquiera de nosotros?





(1) “1. La retribución se debe a las obras, según aquello de Mt 20,8: Llama a los obreros y dales su salario (…) 2. El Apóstol dice en 1 Cor 3,8: Cada uno recibirá su recompensa según su propio trabajo.”

(2) Quadragesimo Anno, 72: “Para fijar la cuantía del salario deben tenerse en cuanta también las condiciones de la empresa y del empresario, pues sería injusto exigir unos salarios tan elevados que, sin la ruina propia y la consiguiente de todos los obreros, la empresa no podría soportar. No debe, sin embargo, reputarse como causa justa para disminuir a los obreros el salario el escaso rédito de la empresa cuando esto sea debido a incapacidad o abandono o a la despreocupación por el progreso técnico y económico.”

sábado, 4 de diciembre de 2010

La crisis de los controladores: Los resultados del intervencionismo

No podría comenzar esta entrada sin lamentar la terrible situación de centenares de miles de personas que están sufriendo las consecuencias de la actual crisis de los controladores. Ellos son en realidad los verdaderos perjudicados.

Sin embargo, más allá de señalar los responsables finales de la actual situación me gustaría compartir mi reflexión sobre las causas últimas de esta pandemonio aéreo.

En España, salvo contadas excepciones, el servicio que prestan los aeropuertos se ofrece a través de una entidad pública empresarial, en este caso Aena, que es también propietaria de los mismos. En esencia, este planteamiento es el resultado de considerar que los servicios mencionados son imposibles de ser ofertados por la iniciativa privada. Y al final lo que resulta de esta toma de posición es la creación un monopolio estatal. Frente a aquellos que consideran que uno de los peligros del mercado es la creación de monopolios, podemos comprobar una vez más como es el Estado quien crea, favorece y mantiene posiciones monopolísticas.

Y he ahí la esencia del problema cuyas consecuencias sufre todo el país. Trascendiendo cualquier posicionamiento frente al Gobierno de turno, hay que decir alto y claro que la crisis de los controladores ha sido provocada por el mismo Estado y por su arrogancia al considerar que puede ofrecer un mejor servicio en la gestión de los aeropuertos que aquel que ofrecería la iniciativa privada. Una vez más, nuestra actual Estado del Bienestar se demuestra que no es tal, sino tan solo una quimera intervencionista que los Estados han conseguido vender a la mayoría de sus habitantes durante el último siglo.

¿Realmente hubiera sucedido esto en el caso de que hubiera existido una verdadera competencia entre aeropuertos? ¿Si el acceso a la profesión de controlador aéreo (no olvidemos que son empleados públicos) fuera completamente libre, se hubiera producido la tragedia que padecemos? Muchos intervencionistas y estatistas afirmarán que dicha tragedia hubiera sido mucho peor. En su posición late realmente un miedo ancestral a la libertad, un miedo que les lleva a pensar que es imposible que los individuos se organicen de forma espontánea y libre y consigan ofrecer a todos sus conciudadanos ese servicio digno que todos demandamos. Puede que, como en otras situaciones, vaya siendo ya hora de reconocer que el intervencionismo no funciona ni funcionará nunca. Puede que ya vaya siendo hora que cedamos el paso a la libertad.


Enlaces recomendados:
España: improvisación, caos y tensión – Contando Estrelas (Elentir)

sábado, 27 de noviembre de 2010

La viñeta de la semana: Las ayudas a la dependencia sí llegan


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miércoles, 24 de noviembre de 2010

Cómo el Gobierno de los Estados Unidos expolió el dinero a sus ciudadanos

En la imagen podemos ver dos billetes de un dólar. Uno de 1957 (arriba) y otro de 2003. ¿Ven la diferencia?
(hacer click para aumentar)

En el billete de 1957 aparece en la parte superior el texto "silver certificate" (certificado en plata) seguido de "this certifies that there is on deposit in the treasury of the united states of America" (éste certifica que se encuentra depositado [1 dólar] en el Tesoro de los Estados Unidos de America) y en la parte inferior "in silver payable to the bearer on demand" (abonable en plata al portador cuando lo demande) . Es decir, que el billete podía ser canjeado por una cantidad de plata en cualquier momento que su poseedor quisiera, pues dicha cantidad del metal precioso estaba físicamente depositada en el Tesoro del los Estado Unidos.

El Acta de Acuñación de 1792 definió al dólar con un valor de 371,25 granos de plata fina (unos 24,06 gramos). Mediante esta medida, los recién nacidos Estados Unidos de América adoptaban un patrón plata. Este dólar fue creado teniendo como patrón el Real de a 8 español, una moneda también de plata (27,47 gramos). Así, el texto del Acta indicaba:

“DOLLAR or UNIT – each to be of de value of a Spanish milled dollar as the same is now in current, and to contain three hundred and seventy one grains an four sixteenth parts of a grain of pure, or four hundred and sixteen grains of standard silver”

“DÓLAR o UNIDAD – cuyo valor será el de un dólar español acuñado igual al que actualmente está en circulación, y contendrá trescientos setenta y un granos y cuatro dieciseisavos de grano de plata fina, o cuatrocientos dieciséis granos de plata estándar”

De esta forma, la verdadera moneda era ese dólar de plata, siendo los billetes simples pagarés canjeables por la cantidad de plata que se indicaba en el mismo. Más tarde, mediante el Acta de 1900 (Gold Standard Act) se definió el dolar con un valor de 25,8 granos de oro de 90% de pureza (1,67 gramos) emitiéndose también los correspondientes billetes certificados. El presidente Roosevelt declaró ilegales los certificados de oro el 17 de enero de 1934. En marzo de 1964, el Secretario del Tesoro suspendió el canje de los certificados de plata.

Por lo tanto, en el billete del 2003 el texto que mencionabamos ha desaparecido y con él la posibilidad del canje. ¿Cómo podemos llamar a esto? ¿Magia? ¡Ojala, pero la palabra que lo define es muchísimo más fea y a cualquiera de nosotros nos hubieran metido en la cárcel si se nos hubiera ocurrido hacer lo mismo. Cosas del poder de los Estados.


Enlace relacionado:
What Has Government Done to the Dollar? - DollarDaze (Mike Hewitt)

viernes, 19 de noviembre de 2010

La viñeta de la semana: ¿Serán los últimos acontecimientos en el Sáhara la gota que colme el vaso del Gobierno español?


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martes, 16 de noviembre de 2010

Hugo Grocio, el eslabón perdido entre la Escuela de Salamanca y Adam Smith

Países Bajos, 23 de mayo de 1568. La Guerra de los Ochenta Años comienza con la batalla de Heiligerlee. En España reina Felipe II desde hace doce años y ya han pasado setenta y seis años del descubrimiento de América, un descubrimiento que lo cambió todo. Faltan aún quince años para que naciera Hugo Grocio, el erudito del que se dice que fue el eslabón entre Adam Smith y la Escuela de Salamanca.

La postura que adoptó España, estandarte del Catolicismo en Europa, tuvo como consecuencia que las novedosas ideas de la escolástica tardía no pudieran expandirse entre aquellos países protestantes que iban a tomar el relevo al Imperio español. Para los estudiosos protestantes, España constituía el regnum tenebrarum (reino de las tinieblas), un lugar del que nada bueno podía salir. Mientras tanto, por desavenencias religiosas en su propia tierra, Hugo Grocio, arminiano (una doctrina fundada a partir del calvinismo), termina exiliado en París en 1621. Y allí, aunque no se le permitía enseñar por su condición protestante, tomó contacto con las ideas de la Escuela de Salamanca, en especial con los escritos de Francisco de Vitoria. En 1625 escribe De iure belli ac pacis, un tratado de derecho internacional, continuador de la obra del dominico.

Hugo Grocio contribuyó a difundir las ideas de los escolásticos en toda Europa. Luego, partiendo de los trabajos de éste y de forma sucesiva, Samuel Pufendorf, Jean Barbeyrac y Gershom Carmichael hicieron llegar, quizás desconociendo la fuente, estas ideas a Francis Hutcheson, padre de la Ilustración Escocesa, quien impartió clases de filosofía moral a Adam Smith.


Enlaces recomendados:
La Escuela de Salamanca – Conferencia del Dr. León Gómez Rivas (NewMedia UFM)

viernes, 5 de noviembre de 2010

La viñeta de la semana: He unido en una viñeta dos cosas que detesto

Y esto fue lo que pasó

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viernes, 29 de octubre de 2010

La viñeta de la semana: Exclusiva: por qué murió el pulpo Paul


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martes, 26 de octubre de 2010

La desigualdad como etapa para conseguir la riqueza

Uno de los principales inconvenientes que se imputan al capitalismo es su capacidad para conseguir desigualdades económicas. Sin embargo, muchas veces se olvida que la desigualdad viene acompañada siempre de la mejora de la calidad de vida de toda sociedad donde el capitalismo se desarrolla.

Otro de los tópicos anticapitalistas es la predicción del agotamiento de los recursos debido al incremento desproporcionado de la población y la producción. Esto se ha visto negado una y otra vez por las distintas experiencias históricas de los países que ha experimentado un desarrollo industrial y económico y donde el problema final no es el crecimiento descontrolado de la población, sino, todo lo contrario, su estancamiento.

En un artículo publicado en 1996 y titulado “La revolución industrial: Pasado y futuro”, Robert Emerson Lucas, premio Nobel de Economía (1995), explica de forma sencilla y asequible las características de la evolución económica que sufrieron algunos países europeos durante la Revolución Industrial y como dicho proceso se repite en las actuales naciones en vías de desarrollo. De igual manera, señalas las pautas del proceso de crecimiento posterior a dicha revolución.

Dejo a continuación un fragmento del artículo mencionado, cuya comprensión por parte de aquellos contrarios al capitalismo (o economía de libre mercado) evitaría la condena a la pobreza perpetua a millones de habitantes de nuestro planeta.


“De todas las tendencias perjudiciales para una economía sana, la más seductiva y, en mi opinión, la más venenosa es centrarse en cuestiones de distribución. En este mismo momento está naciendo un niño en una familia norteamericana mientras otro niño, igualmente valorado por Dios, está naciendo en una familia de la India. Los recursos de todo tipo que estarán a disposición de este nuevo norteamericano serán 25 veces mayores que los recursos de que dispondrá su hermano indio. Esta situación nos parece una injusticia horrible que amerita una acción directa correctiva, y quizás algunas acciones de este tipo puedan y deban tomarse. Sin embargo, del enorme aumento que ha habido en el bienestar de millones de personas durante los 200 años transcurridos desde la revolución industrial hasta la fecha, casi nada puede atribuirse a la redistribución directa de recursos desde los ricos hacia los pobres. La posibilidad de mejorar las condiciones de vida de la gente pobre por la vía de distribuir de una manera diferente la producción actual es nula comparada con el potencial que existe, al parecer ilimitado, para incrementar el producto.”


Enlace recomendado:
“La revolución industrial: Pasado y futuro” - Robert Emerson Lucas (Centro de Estudios Públicos - Chile)

domingo, 24 de octubre de 2010

Desconectar para conectar (video)

Aquellos que hemos cedido a los encantos de la Red en todas sus variantes corremos el riesgo de perdernos lo que pasa a nuestro alrededor. Cosas importantes, únicas y que en muchas ocasiones puede que nunca vuelvan a suceder. Para que esto no ocurra, deberíamos desconectar para conectar. Sin miedo. Internet siempre estará ahí esperándonos.

viernes, 22 de octubre de 2010

La viñeta de la semana: Soria apoya a Paulino que apoya a Zapatero



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viernes, 15 de octubre de 2010

La viñeta de la semana: El rescate de Zapatero


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martes, 12 de octubre de 2010

Cuando el Estado decide si tu casa es tuya (la Ley de Costas)

Una de las condiciones imprescindibles para el desarrollo y la supervivencia de una sociedad es el respeto jurídico del derecho de propiedad. Allí donde éste no existe o es deficitario, el progreso se paraliza y la miseria parece eternizarse. Precisamente ese es el argumento que expone el economista Hernando de Soto en su libro "Por qué el capitalismo triunfa en occidente y fracasa en el resto del mundo", donde afirma que una de las principales causas de la falta de desarrollo muchos países del tercer mundo es la deficiente definición y plasmación de los derechos de propiedad en sus ámbitos de control. Sin resolver este problema, estos países nunca podrán conseguir los niveles de riqueza económica de la que actualmente disfruta las naciones desarrolladas.

En 1969, una Ley de Costas reguló la propiedad de los llamados bienes del dominio marítimo, definiendo la zona marítimo-terrestre. En base a esta ley, muchas propiedades fueron inscritas en los correspondientes registros de propiedad. De esta forma, los derechos de todos estos ciudadanos quedaban perfectamente protegidos.

Pero hete aquí que en 1988 se aprueba una nueva Ley de Costas que vuelve a definir lo ya definido en 1969. En su artículo 8, la nueva ley afirma lo siguiente:

"(…) no se admitirán más derechos que los de uso y aprovechamiento adquiridos de acuerdo con la presente Ley, careciendo de todo valor obstativo frente al dominio público las detentaciones privadas, por prolongadas que sean en el tiempo y aunque aparezcan amparadas por asientos del Registro de la Propiedad."

Y casi al final de la misma, en la disposición transitoria primera, podemos leer:

"(…) los titulares de espacios de la zona marítimo-terrestre, playa y mar territorial que hubieran sido declarados de propiedad particular por sentencia judicial firme anterior a la entrada en vigor de la presente Ley pasarán a ser titulares de un derecho de ocupación y aprovechamiento del dominio público marítimo-terrestre, a cuyo efecto deberán solicitar la correspondiente concesión en el plazo de un año a contar desde la mencionada fecha. La concesión se otorgará por treinta años, prorrogables por otros treinta, respetando los usos y aprovechamientos existentes (…)"

¿Qué ha pasado? Pues simplemente que personas que habían cumplido con la ley y tenían perfectamente definidos sus derechos de propiedad han sido privadas de sus bienes. Podría afirmarse que esto no deja de ser algo habitual, pues las expropiaciones por interés público se dan con frecuencia hoy en día. Pero existe una diferencia importante. Cuando se realiza una expropiación, se paga al expropiado una cantidad que compense su perdida. Sin embargo, esto no ocurre al aplicar la vigente Ley de Costas. No se indemniza verdaderamente, solamente se da una concesión finita en el tiempo que dista mucho de ser suficiente para compensar la perdida de la propiedad.

Además, en ocasiones, los deslindes (el acto que dictamina hasta donde llega el límite de la zona marítimo-terrestre) se realizan de forma discrecional, sin las suficientes garantías técnicas, dejando al criterio subjetivo de la Administración la perdida de la propiedad. Tal fue el caso de la zona conocida como "Punta Larga" del municipio de Candelaria, donde una resolución de la Dirección General de Costa fue anulada por los tribunales por la razón comentada. En otras ocasiones, una propiedad, una simple choza incluso catalogada como pieza arqueológica, pretendía ser demolida alegando el cumplimiento de la Ley de Costas.

Puede que todo lo narrado sólo sea sólo una "mancha" en la correcta legislación que protege la propiedad en España. Pero, seguramente esto no sirva de excusa a todos aquellos que han perdido sus propiedades y que vivirán pensando que ha sido el Estado el que ha incumplido el séptimo mandamiento: "No robarás".

Lágrimas y esperanzas en "Bajo la Cuesta"


Enlaces recomendados:
Costas Marítimas – Blog del abogado José Ortega

martes, 5 de octubre de 2010

Economía Austriaca en La Luna: El mercado intervenido

Vivimos en la ficción de una sociedad capitalista. Con frecuencia, muchos enemigos del mercado nos echan en cara la crueldad de un sistema donde la única ley que prevalece es la ley de la oferta y la demanda. Pero, o son ignorantes o mienten. Nuestra sociedad está altamente intervenida por el Estado. La lista sería interminable. Se controla nuestro dinero, nuestros productos, la forma de venderlos y comprarlos, nuestro sistema de salud, protección social y educación. Se fijan innumerables normas para el disfrute y uso de los recursos naturales. Incluso se regula, en ocasiones, nuestra capacidad de difundir información. En definitiva, se controla la forma de ejercer nuestro derecho de propiedad y de este control surge la perdida de la libertad. Por que no nos engañemos, quien controla nuestras decisiones económicas termina dirigiendo nuestras vidas. El derecho de propiedad, sin ser un derecho absoluto, es el garante del ejercicio de nuestra libertad. De ahí, que cuando dejamos de ejercerlo, cedemos las riendas de nuestro destino.

En el siguiente video, Jesús del Amo nos explica de forma sencilla y amena en qué consiste ese mercado intervenido en el que estamos inmersos, llegando a una conclusión final ante la siguiente pregunta de César Sar: ¿estamos más cerca de una economía soviética que de una capitalista?


viernes, 1 de octubre de 2010

La viñeta de la semana: CC y PNV apoyan la Ley de Economía Sostenible


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martes, 28 de septiembre de 2010

Sindicatos del siglo XIX y videos (una historia de buenos y malos desde 1924)

Durante este mes, UGT nos ha presentado una serie de videos humorísticos y educativos a un tiempo (eso dicen ellos) que han pretendido darnos su visión de la crisis. Sin embargo, realmente lo único que han demostrado es que han quedado anclados en una época donde el marxismo todavía creía tener la llave de la felicidad y la riqueza. Tiempos donde se presentaba al empresario como un ser malvado y depravado que explotaba necesariamente, por la misma esencia del capitalismo, a una masa desarrapada y famélica de trabajadores. Y lo malo, entre otras cosas, es que nada de esto en nuevo. Ya en 1924, Sergei Eisenstein, nos presentaba su película titulada “La Huelga” donde el discurso era el mismo. He preparado un montaje corto de la misma (que Eisenstein me perdone) que intenta resumir la historia de la película.



¿Qué podemos deducir del visionado? Que para UGT nada parece haber cambiado, al menos nada realmente sustancial. Han pasado más de 200 años de aquella época, pero los actuales sindicatos organizadores de la huelga parecen no haberse percatado del paso del tiempo. Continúan presentado al empresario como explotador y al trabajador como explotado. Hoy en día, cualquiera que no se deje llevar por una ceguera ideológica puede darse cuenta que las dos partes, en ocasiones con dispares intereses (por qué no decirlo), son necesarias para una auténtica creación de riqueza y bienestar. Por otra parte, estoy convencido de que una de las necesidades más importantes para solucionar la actual crisis debe ser ampliar la libertad de todos. Dejar que se lleguen a acuerdos sin imposiciones estatales. Quizás entonces, algunos sindicatos se den por fin cuenta que en ese nuevo orden pueden ser útiles. Pero antes, deberán despojarse de toda esa carga ideológica que han acarreado durante más de 100 años, renunciar a las dádivas del Estado y presentarse antes los trabajadores como organizaciones que deben ganarse día a día su respeto (y su afiliación) sin utilizar los recursos del poder. Quizás se sorprendan cuando vean que muchos de los que antes les cerraban las puertas se las abren de par en par.


viernes, 24 de septiembre de 2010

La viñeta de la semana: Los Objetivos del Milenio


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miércoles, 22 de septiembre de 2010

¿No se dan cuenta de que han llegado al final del camino?

Fragmento de la novela "La rebelión de Atlas" (Ayn Rand)
Editorial Grito Sagrado

–Nuestro plan es verdaderamente muy sencillo –continuó Tinky Holloway, y trató de demostrarlo hablando con ufana y desenfada simplicidad–. Levantaremos todas las restricciones en la producción de acero y cada compañía fabricará lo que puede, según sus propios recursos. Pero, a fin de evitar la pérdida de tiempo y el peligro de una competencia desmesurada, todas las empresas depositarán sus ganancias brutas en un fondo común, que será conocido como “Fondo de Unificación Siderúrgica”, a cargo de una oficina especial. A fin de año, esa oficina repartirá los beneficios calculando la producción total de acero y dividiendo dicha cifra por el número de altos hornos en funcionamiento. Se realizará así una distribución equitativa para todos, pagándose a cada compañía según sus necesidades. Y como la conservación de los hornos es una necesidad básica en esta industria, se tendrá en cuenta para ello el número de hornos que cada firma posea.

Hizo una pausa, y añadió:

–Eso es todo, señor Rearden. – Y al no obtener respuesta, siguió: –¡Oh! Desde luego, habrá que eliminar muchos obstáculos, pero… ése es el proyecto.

Fuese cual fuere la reacción que esperaran, la de Rearden no pudo menos que confundirlos. Se reclinó en su sillón con mirada atenta, fija en el espacio, como si contemplara algo bastante próximo. Luego, con cierta extraña nota burlona, tranquila y personal, preguntó:

¿Quieren decirme tan sólo una cosa, muchachos? ¿Con qué cuentan para ello?

Sabía que lo habían entendido porque observó en sus caras esa expresión terca y evasiva que en otros tiempos consideró propia de los mentirosos que engañan a sus víctimas, pero que ahora sabía que era algo peor: la de quien se engaña a sí mismo y a su propia conciencia. No contestaron, guardaron silencio, esforzándose no en hacerle olvidar su pregunta, sino en olvidar ellos que la habían escuchado.

¡Es un plan muy sensato! –exclamó de improviso James Taggart, con un dejo de animación–.¡Funcionará! ¡Tiene que funcionar! ¡Queremos que funcione!

Nadie le contestó.


¿Señor Rearden…? –preguntó Holloway tímidamente.

Veamos –dijo éste–, Associated Steel, de Orren Boyle, posee sesenta altos hornos, un tercio de los cuales están ahora sin funcionar, mientras el resto produce un promedio de trescientas toneladas diarias por horno. Yo tengo veinte que trabajan a toda su capacidad, produciendo setecientas cincuenta toneladas de metal Rearden por horno por día. Entre los dos poseemos, pues, ochenta altos hornos, con una totalidad de producción “unificada” de 27 mil toneladas, lo que representa 337,5 toneladas por horno. Las quince mil toneladas diarias que produzco me pagarán como si fueran 6.750, mientras que por sus 12.000, Boyle recibirá el equivalente a 20.250. No tengo en cuenta a los otros miembros del fondo común, porque no influirán más que en rebajar aún más el porcentaje, ya que la mayoría de ellos trabaja peor que Boyle, y ninguno produce tanto como yo. ¿Cuánto tiempo creen que voy a durar bajo ese plan?

No hubo respuesta y luego Lawson exclamó súbitamente con expresión de rectitud:

–¡En tiempos de peligro nacional, es su deber servir, sufrir, y trabajar para la salvación del país!

–No comprendo de qué manera las transferencias de mis ganancias al bolsillo de Orren Boyle contribuirán a salvar el país.

–¡Usted debe hacer determinados sacrificios en beneficio público!

–No comprendo por qué Orren Boyle es más “público” que yo.

–¡Oh! No tiene nada que ver con el señor Boyle. Se trata de algo muy amplio, que abarca a más de una persona. Hay que proteger los recursos naturales y las fábricas y proteger todas las instalaciones industriales del país. No podemos permitir que quiebre una organización tan importante como la del señor Boyle. La nación la necesita.

–Yo creo –dijo Rearden lentamente– que el país me necesita a mí mucho más que a Orren Boyle.

–¡Desde luego!- exclamó Lawson con entusiasmo-. El país lo necesita a usted, señor Rearden. Se da cuenta, ¿verdad?

Pero el ávido placer de Lawson ante aquella fórmula familiar de autoinmolación desapareció bruscamente al escuchar la voz de Rearden, una voz fría, de comerciante:

–Sí, me doy cuenta.

–No se trata sólo de Boyle –insistió Holloway, suplicante–. La economía nacional no está en condiciones de soportar una dislocación de gran alcance. Hay miles de obreros trabajando en las fábricas de Boyle y también proveedores y clientes. ¿Qué les ocurriría si Associated Steel quebrara?

–¿Y qué sucederá a los miles de mis obreros, proveedores y clientes si soy yo el que quiebra?

–¿Usted, señor Rearden? –preguntó Holloway, incrédulo–.¡Pero si usted es el industrial más rico, seguro y fuerte del país en estos momentos!

–¿Y qué puede ocurrir más adelante?

–¿Cómo?

–¿Cuánto tiempo creen que podré trabajar a pérdida?

–¡Oh, señor Rearden! ¡Tengo plena confianza en usted!

–¡Al diablo con su confianza! ¿Cómo quieren que lo haga?

–¡Ya encontrará algún modo!

–¿Cómo?

No hubo respuesta.

–No podemos teorizar sobre el futuro –exclamó Wesley Mouch– cuando hay un colapso nacional inmediato que evitar. ¡Hay que salvar la economía nacional! ¡Tenemos que hacer algo! –La imperturbable mirada de curiosidad de Rearden le hizo perder los estribos.– ¿Es que tiene alguna solución mejor para ofrecernos?

–Desde luego –contestó enseguida–. Si es producción lo que desean, déjennos el camino libre, destruyan todas sus condenadas disposiciones, permitan que Orren Boyle se arruine y déjenme comprar Associated Steel. A partir de ese momento, cada uno de sus sesenta hornos producirá mil toneladas diarias.

–¡Oh! Pero es que… no podemos –jadeó Mouch–. Se trataría de un monopolio. Rearden rió.

–De acuerdo –dijo con indiferencia–. En ese caso, permitan que el supervisor de mis hornos sea quien haga la compra. Hará un mejor trabajo que Boyle.

–¡Oh! Pero eso sería permitir a los fuertes aprovecharse de los débiles. ¡No podemos consentirlo!

–Entonces no hablen de salvar la economía nacional.

–Todo lo que deseamos es… –se interrumpió.

–Todo lo que desean es una producción sin hombres capaces de producir, ¿verdad?

–Eso es… eso es teoría pura. Una exageración teórica. Lo que pretendemos es un ajuste temporario.

–Llevan ustedes años haciendo estos ajustes temporarios. ¿No se dan cuenta de que no les queda ya más tiempo?

–Eso es sólo… –su voz se fue apagando, hasta dejar de oírse.

Bien, fíjese en esto –dijo precavidamente Holloway -. No se trata de que el señor Boyle sea realmente… débil. El señor Boyle es un hombre de gran inteligencia, lo que ocurre es que ha sufrido algunos reveses desafortunados, totalmente imposibles de controlar. Había invertido enormes sumas en un gran proyecto, para asistir a los países económicamente en vías de desarrollo de Sudamérica, y la crisis del cobre ha representado un grave golpe financiero para él. Se trata sólo de darle la oportunidad de reponerse, de darle una mano que lo ayude a salvar ese hueco, un poco de ayuda temporaria, nada más. Lo que tenemos que hacer es nivelar los sacrificios y, a partir de entonces, todo el mundo se recuperará y prosperará.

–Ustedes han venido nivelando los sacrificios desde hace más de cien… –se detuvo–… desde hace más de mil años –articuló Rearden lentamente- . ¿No se dan cuenta de que han llegado al final del camino?

–¡Eso es sólo teoría! – exclamó Wesley Mouch.

Rearden sonrió.

–Conozco sus procedimientos –dijo suavemente–. Ahora son sus teorías las que trato de comprender.

No dejaba de intuir que el motivo específico, oculto tras el insensato plan, era Orren Boyle, y que un intrincada mecanismo de extorsión, amenaza, presión y chantaje, similar a una calculadora irracional que se hubiera vuelto loca y realizara operaciones descabelladas, había contribuido a incrementar la presión ejercida por Boyle sobre aquellos hombres a fin de forzarlos a la entrega de la última pieza de su saqueo. Sabía también que Boyle no era la causa ni el elemento esencial a considerar, sino tan sólo un usuario oportunista. No era Boyle quien había creado ni hecho posible la máquina infernal que ponía en peligro al mundo, ni tampoco ninguno de los hombres reunidos en aquella habitación. Todos viajaban en un vehículo sin conductor y sabían que acabaría desbarrancándose en su abismo final. Y no era amor ni miedo hacia Boyle lo que los hacía aferrarse a su ruta y seguir avanzando, sino algo distinto: un elemento, todavía sin nombre, que conocían, pero que trataban de evitar; algo que nada tenía que ver con la reflexión o la esperanza; algo que Rearden identificaba como cierta expresión en sus rostros; una expresión furtiva que parecía decir: "Yo puedo salir del paso". Hank pensó: "¿Y por qué creen que pueden?".

–¡No podemos permitirnos teorías! –repitió Wesley Mouch-. Tenemos que actuar.

– Bueno, entonces voy a ofrecerles otra solución. ¿Por qué no confiscan más fundiciones y listo?

La sacudida que los estremeció fue producto de un auténtico terror.


–¡Oh! ¡No! –jadeó Mouch.

–¡Ni pensarlo! –exclamó Holloway.

–¡Somos partidarios de la libre empresa! –gritó el Dr. Ferris.

¡No queremos perjudicarlo! –añadió Lawson, alterado–. Somos sus amigos, señor Rearden. ¿No podríamos actuar juntos? Somos amigos suyos.

Al otro lado de la habitación había una mesita con un teléfono, la misma mesa y probablemente el mismo teléfono sobre los cuales otro hombre se había inclinado hacía tiempo, alguien que ya entonces comprendía lo que Rearden empezaba a comprender y que había rehusado satisfacer la petición que ahora él negaba a los actuales ocupantes del aposento. Ambos vivían el final de aquella lucha y Hank podía ver el rostro torturado de Francisco y oír sus desesperadas palabras: “Señor Rearden, le juro… por la mujer que amo… que soy su amigo”.
Tal fue el hecho que entonces calificó de traición, y ése el hombre al que había rechazado, para seguir sirviendo a los que ahora se enfrentaban a él. ¿Entonces, quién había sido el traidor? Lo pensó casi sin sentir nada, sin derecho a sentir, inconsciente de todo lo que no fuera una solemne y reverente claridad. ¿Quién había otorgado a sus actuales ocupantes los medios para obtener aquella habitación? ¿Quién había sido sacrificado y en provecho de quién?

–¡Señor Rearden! –gimió Lawson–. ¿Qué le ocurre?

Volvió la cabeza y al percibir las temerosas pupilas de Lawson, adivinó lo que éste había visto en su cara.

–¡No queremos ocupar sus fundiciones!- gritó Mouch.

–¡No queremos privarlo de su propiedad! –exclamó Ferris–. No nos comprende.

– Empiezo a entenderlos.

Se dijo que un año atrás lo hubieran asesinado; dos años atrás habrían confiscado sus propiedades; generaciones antes, pensó, hombres de esta calaña se habían podido permitir el lujo de cometer expropiaciones y asesinatos, con la seguridad de fingir ante sí mismos y ante sus víctimas que el botín material era su único objetivo. Pero el tiempo se les estaba acabando y las víctimas habían desaparecido antes de lo que pudiera prometer cualquier cálculo histórico, y ellos, los saqueadores, se encontraban ahora en la necesidad de enfrentarse a la realidad indiscutible de su objetivo.

–Escuchen –dijo Rearden, cansado–. Sé lo que desean. Quieren comerse mis fundiciones y, al mismo tiempo, tenerlas. Y todo lo que quiero saber es qué les hace suponer que es posible.

–No sé a qué se refiere –contestó Mouch, ofendido–. Ya hemos dicho que no queremos sus plantas.

–Bien. Lo diré de un modo más preciso: quieren devorarme y al mismo tiempo contar conmigo. ¿Cómo piensan lograrlo?

–No sé cómo puede decir tal cosa, luego que le aseguramos que los consideramos un elemento de importancia incalculable para el país, para la industria del acero, para…

–Les creo. Por eso este enigma resulta aún más difícil. ¿Me consideran de importancia incalculable para el país? ¡Por Dios! Me consideran de importancia incalculable hasta para sus propias vidas. Permanecen ahí sentados, temblorosos, porque saben que soy el último capaz de salvarles la vida, y porque saben también que queda poco tiempo. Sin embargo, proponen un plan para destruirme; un plan que me exige, sin lugar a dudas, sin rodeos o escapatorias, que trabaje a pérdida, que trabaje aunque cada tonelada que consiga me cueste más de lo que sacaré de ella; que mande al diablo mi riqueza, hasta que todos juntos nos muramos de hambre. Semejante irresponsabilidad no es posible en ningún hombre, ni siquiera en un saqueador. Pero para haberlo ideado, ustedes deben contar con algo. ¿Con qué cuentan?

Observó la mirada de fastidio que se pintaba en sus caras, una expresión peculiar, dotada de cierto aire secreto y al mismo tiempo resentido, como si increíblemente, fuese él quien les ocultara algo.

–No comprendo por qué adopta una actitud tan derrotista –dijo sobriamente Mouch.

–¿Derrotista? ¿Creen verdaderamente que puedo seguir trabajando dentro de ese plan?

–¡Pero se trata de una medida temporaria!

–No existen suicidios temporarios.

–¡Sólo se ejercerá mientras dure la situación de emergencia! ¡Sólo hasta que el país se recupere!

–¿Y cómo quieren que ocurra tal recuperación?

No hubo respuesta.

–¿Cómo esperan que yo produzca, después de que haya quebrado?

–Usted no quebrará. Usted producirá siempre –dijo el Dr. Ferris indiferente, ni alabándolo ni increpándolo, simplemente en el tono de quien declara un hecho natural, como si hubiera dicho a otro: “Siempre será un holgazán. No puede evitarlo, lo lleva en la sangre”. O, para ser más científico, “Usted está condicionado a ser de ese modo”.

Rearden se irguió. Era como si hubiese estado luchando por encontrar la combinación secreta de una cerradura y, de pronto, en aquellas palabras, hubiera distinguido el leve chasquido indicador de que acababa de dar con ella.

–Simplemente es cuestión de sobrellevar la crisis –indicó Mouch–, de dar un respiro al pueblo, una posibilidad de recuperarse.

–¿Y luego?

–Las cosas mejorarán.

–¿Cómo?

No hubo respuesta.

–¿Qué las mejorará?

–¡Por Dios, señor Rearden! La gente no se queda quieta –exclamó Holloway–. Hacen cosas, crecen, avanzan.

–¿Qué gente?

Holloway agitó levemente la mano.

–El pueblo –dijo.

–Pero, ¿qué pueblo? ¿El pueblo al que ustedes van a proporcionar lo que queda de Rearden Steel sin conseguir nada a cambio? ¿La gente que seguirá consumiendo más de lo que produce?

–Las condiciones cambiarán.

–¿Quién las cambiará?

No hubo respuesta.

–¿Les queda algo por saquear? Si antes no se dieron cuenta de la naturaleza de su política, puede que no lo hagan ahora. Miren a su alrededor. Todos esos malditos Estados populares desparramados por la Tierra, han venido existiendo tan sólo gracias a lo que ustedes exprimieron a este país. Pero no les queda ya nada que extraer o de qué valerse, ningún país sobre la faz de la Tierra. Éste era el más grande y el último. Lo han dejado sin sangre, lo ordeñaron por completo, y yo soy el único y último resto del esplendor que alguna vez tuvo y que ya no puede recuperar. ¿Qué harán ustedes y su mundo de Estados populares cuando hayan acabado conmigo? ¿En qué confían? ¿Qué ven en el futuro, excepto pura y simple hambruna animal?

No contestaron, ni siquiera lo miraban. En sus caras se pintaba un obstinado resentimiento, como si sus palabras contuvieran la promesa de un mentiroso.

Luego Lawson dijo suavemente, reprochándole aquello y despreciándolo a la vez:

–Después de todo, ustedes, los empresarios, llevan años y años prediciendo desastres. Han advertido catástrofes luego de cada medida progresista, y siempre aseguraron que pereceríamos. Pero no fue así.

Inició una sonrisa, pero se interrumpió al observar la repentina intensidad que se pintaba en los ojos de Rearden. Éste había escuchado otro leve chasquido en su mente, más fuerte que el anterior: el segundo cilindro había conectado la combinación de la cerradura. Se inclinó hacia delante.

–¿Con qué cuentan? – preguntó. Su tono había cambiado, ahora era bajo y sonaba de un modo regular con el sonido persistente de una perforadora.

–¡Sólo es cuestión de ganar tiempo! –exclamó Mouch.

–Ya no tenemos más tiempo.

–Necesitamos una oportunidad –dijo Lawson.

–Ya no hay oportunidades.

–¡Sólo hasta que nos recuperemos! –gritó Holloway.

–No hay modo de recuperarse.

–Hasta que nuestra política empiece a dar resultado –agregó Ferris.

–No hay modo de que lo irracional funcione. –No hubo respuesta. – ¿Qué puede ya salvarlos?

–¡Usted hará algo! –exclamó James Taggart.

Entonces, aunque se trataba de una frase que había escuchado muchas veces en el transcurso de su vida, esta vez provocó un estallido ensordecedor en su interior, como si la puerta de acero se hubiese abierto luego de colocarse en su sitio el cilindro final, completando con su minúscula numeración la suma de un todo que servía para abrir el cerrojo complejo. La respuesta unía todas las piezas; tanto las preguntas formuladas como las heridas sin resolver en su existencia.

En el momento de silencio que siguió, tuvo la impresión de escuchar la voz de Francisco preguntándolo también ahora, en el recinto en que se hallaban: "¿Quién es el más culpable de los aquí reunidos?". En el pasado había respondido: "Supongo que… James Taggart", y Francisco, sin reproche, había disentido: "No, señor Rearden, no es James Taggart". Ahora, en esta habitación y en el presente instante, su mente respondió: "Soy yo".

Había maldecido a estos saqueadores por su obstinada ceguera, y era él quien la había hecho posible. Desde la primera extorsión que aceptara, desde la primera disposición que obedeciera, les había dado motivos para creer que la realidad era algo a lo que podían engañar; que podía exigirse lo irracional y que alguien lo aportaría de un modo u otro. Si había aceptado la ley de Igualación de Oportunidades; si había aceptado el decreto 10-289; si había acatado la regla según la cual aquéllos que no igualaban sus cualidades tenían el derecho a disponer de ellas. Si aquéllos que no habían sabido ganarse la vida obtenían beneficios y, en cambio, los otros sólo experimentaban pérdidas; si los incapaces de pensar eran quienes mandaban y los otros quienes obedecían… ¿eran ilógicos al creer que vivían en un universo irracional? Él había obrado en beneficio de ellos y había aportado todo lo que le pidieron. ¿Eran ilógicos al creer que sólo tenían que desear sin preocuparse por lo posible, mientras él estaba destinado a atender sus deseos, por medios que no se tomaban la molestia de conocer ni de nombrar? Aquellos impotentes místicos, luchando por escapar de la responsabilidad de la razón ¿sabían que él, el racionalista, se doblegaba a sus caprichos; que les había entregado un cheque en blanco sobre la realidad?... ¿Qué no debía preguntar por qué, ni ellos, cómo? Le exigirían que entregase una parte de su riqueza, luego todo cuanto tuviese y, más tarde, incluso más que eso… ¿Imposible?... No. Él haría algo.

No se dio cuenta de que se había puesto de pie y que contemplaba desde su altura a James Taggart, viendo en la acusada descomposición de sus facciones la respuesta a todas las destrucciones presenciadas en el curso de su vida.

–¿Qué le ocurre, señor Rearden? ¿Qué he dicho? –preguntaba Taggart con creciente ansiedad, pero la mente de Hank se hallaba fuera del alcance de su voz.

Estaba contemplando el paso de los años, las monstruosas extorsiones, las imposibles demandas, las inexplicables victorias del mal, los absurdos planes y los ininteligibles objetivos proclamados en volúmenes de fangosa filosofía. La desesperada perplejidad de las víctimas, según las cuales alguna malévola y compleja sabiduría movía las fuerzas destructoras del mundo. Y todo eso había descansado sobre una condición evidenciada ahora en los vacilantes ojos de los vencedores: "¡Él hará algo! ¡Saldremos del apuro! ¡Él hará algo!".

"Ustedes, los empresarios, se lo pasan predicando que pereceremos." Era cierto, pensó. No habían sido ciegos a la realidad, pero él sí, ciego a la realidad que él mismo se había creado. No, no habían perecido. ¿Pero quién sí? ¿Quién pereció para pagar aquella supervivencia? Ellys Wyatt… Ken Danagger… Francisco d`Anconia.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Venezuela, ¿ejemplo de cumplimiento de los Objetivos del Milenio y de democracia?

El pasado mes de junio, Ali Abdussalam Treki, anterior presidente de la Asamblea General de la ONU, estuvo de visita en Venezuela. Según sus declaraciones, el país sudamericano puede tomarse como ejemplo para el cumplimiento de los Objetivos del Milenio. Realmente no me podía creer la noticia, por lo que he intentado contrastarla, aunque sin demasiado éxito. Las referencias que he encontrado provienen de medios afines o simpatizantes del gobierno chavista. A pesar de todo, he encontrado el siguiente video (quizás un poco largo) donde se está realizando una traducción simultanea y que corresponde a una transmisión en directo de un canal venezolano. ¿Se manipula la traducción? Lamentablemente, no lo creo. Es más, aparte de encontrar el momento donde el dignatario de la ONU alaba al gobierno venezolano por el cumplimiento de los objetivos del milenio (3:26), he encontrado un pasaje donde expresa que han hablado de formas de potenciar la democracia en el Consejo de Seguridad de la ONU (2:03).


¿Qué se puede decir después de escuchar lo comentado? Venezuela, un país en plena estanflación, con un sistema bancario al borde de la quiebra, con problemas de cortes de luz y agua, implantación de cartillas de racionamiento y un programa de establecimiento del más puro socialismo marxista, donde no se respeta la propiedad privada y se ataca la libertad de expresión de medios de comunicación no afines al poder, Venezuela, un país donde todo esto ocurre, ¿sirviendo de ejemplo al mundo? Es más, el mismísimo representante de un organismo que intenta representar a toda la humanidad y sus más altos valores, ¿alabando al gobierno un país como Venezuela? Quizás podamos entender algo si consideramos que Ali Abdussalam Treki es un diplomático libio que ha ocupado cargos importantes en el gobierno del presidente Muammar al-Gaddafi, por todos conocidos como gran demócrata norteafricano (entiéndase la ironía). Definitivamente, dan ganas de bajarse de este planeta.

viernes, 17 de septiembre de 2010

La viñeta de la semana: Zapatero: ¿Qué es un parado?


@Padylla. Si deseas ver otras viñetas publicadas por su autor esta semana, visita su blog www.padylla.com

martes, 14 de septiembre de 2010

Nueva sección en el blog: Mitos de Neoizquierda

Existen pululando por la Red multitud de artículos, ya sea de avezados periodistas, blogueros de todo nivel o cualquier otro tipo de concienciados amanuenses, donde se trata de mostrar la maldad intrínseca del liberalismo o el capitalismo. Muchas veces me ha quedado con las ganas de comentar algunas de las ideas presentadas en ellos y confrontarlas con mi pensamiento católico-liberal. ¿Y por qué quedarme con las ganas? Así, me he propuesto crear una nueva sección titulada "Mitos de Neoizquierda" donde analizaré de la forma más sencilla posible esas ideas.

¿Y cual es el motivo de elegir el título comentado? En relación a la palabra mito, el diccionario de la RAE, en su cuarta acepción nos informa: “Persona o cosa a las que se atribuyen cualidades o excelencias que no tienen, o bien una realidad de la que carecen.” Creo que sobran más explicaciones. En relación a la palabra neoizquierda, la explicación quiero que sea más detallada. Para empezar, ¿por qué no Nueva Izquierda? Quizás la culpa de todo la tenga la obra de Orwell titulada 1984, donde el prefijo "neo" escondía un deseo totalitario de modificar la realidad amoldándola a una ideología cercenadora de la libertad.

¿Qué es la Neoizquierda? La pregunta no es fácil de responder. Con la caída de la Unión Soviética, la Izquierda perdió su modelo de referencia, o al menos una esperanza de que el Socialismo pudiera ser un sistema posible. De la misma manera que cuando el Imperio Romano de Occidente cayó, la Izquierda y su pensamiento se fragmentó en multitud de, llamémosles así, corrientes. Con el tiempo se reconstruyó a base de recolectar toda una serie de planteamientos anticapitalistas y antioccidentales, y sobrevive en la actualidad como un fósil viviente que se resiste a extinguirse. La Neoizquierda es, entre otras cosas, Socialdemocracia, una mixtura que ha enlodado nuestras sociedades occidentales, dirigiéndolas y amenazando con conseguir lo que no logró la Unión Soviética a lo largo de la "Guerra Fría": el fracaso de nuestro sistema de vida de origen cristiano y liberal. Baste con pensar en la actual crisis, que en contra de los que muchos neoizquierdistas pregonan, no es reflejo del fracaso del capitalismo, sino el fracaso de la susodicha Socialdemocracia.

Muchos autores han tratado de exponer las principales ideas de esta Neoizquierda. Una obra interesante por su concreción y claridad es la escrita por Rodolfo Casadei titulada “Los mitos de la nueva izquierda”. En ella, el autor analiza con maestría los principales planteamientos de esta ideología. Son también interesantes como puntos de partida para esquematizar el pensamiento neoizquierdista, las entradas del blog de Carlos López Díaz tituladas "El mapa mental de la izquierda" y "Mapa mental de la izquierda 2.0".

Bueno, creo que con esto basta para presentar la sección. Ahora sólo hará falta que me ponga manos a la obra para analizar esos artículos donde se nos presentas esos mitos de la Neoizquierda. Desafortunadamente, no será difícil encontrarlos. Lo difícil será decidirme cual, de entre la multitud, será objeto de mi humilde análisis. Creo que será útil y divertido.

sábado, 11 de septiembre de 2010

11/09/2001 - En memoria...

Los hombres temerosos prefieren la calma del despotismo al mar tempestuoso de la libertad.

Timid men prefer the calm of despotism to the tempestuous sea of liberty.



viernes, 3 de septiembre de 2010

La viñeta de la semana: La anestesia


@Padylla. Si deseas ver otras viñetas publicadas por su autor esta semana, visita su blog www.padylla.com

martes, 31 de agosto de 2010

El restaurante caníbal: ¿libertad para ser comido? (el concepto de autopropiedad)

Hace unos días saltaba la noticia de la próxima apertura de un restaurante caníbal en Alemania. Aunque al final la noticia resultó ser falsa, nos puede servir para analizar determinados conceptos.

Así, como cualquier restaurante, necesitaría materias primas. El problema es que en este caso, la materia prima de la que hablamos sería carne humana. Evidentemente como el asesinato está perseguido por la ley, la única manera de conseguir la preciada carne sería mediante una donación voluntaria. Por ello, el restaurante también solicitaba un cirujano abierto de mente que pudiera facilitar el suministro sin poner en peligro la vida del donante. La sociedad alemana se sobresaltó, al recordar el caso de Armin Meiwes, que fue juzgado hace unos años por sus acciones y donde también el acusado solicitó personas que pudieran saciar su apetito caníbal, consiguiendo su objetivo al comer partes de una de esas personas que respondió a su llamada y que finalmente falleció.


Los casos anteriores me hacen pensar en el concepto de autopropiedad, pues el planteamieanto que podría ofrecer un caníbal para evitar la pena sería afirmar que el acto es fruto de una relación libre entre dos personas. La autopropiedad es un principio básico en planteamientos anarcocapitalistas. Básicamente afirma que una persona se posee a si misma, es su único dueño y no puede ser poseída en principio por otra. De la posesión de uno mismo se deriva necesariamente, al aplicar el concepto de propiedad, la capacidad para poder enajenarse. Uno puede disponer de esa propiedad que es uno mismo y mediante un contrato, trasmitirse a otro de forma voluntaria. También, del mismo modo que la propiedad privada da capacidad de acción sobre lo poseído, podría destruirse a sí mismo, si lo estimara oportuno.

Por descabellado que pudiera parecer lo anteriormente descrito, el razonamiento lógico es impecable. Sin embargo, no deja de parecernos intrínsecamente erróneo. Pero las intuiciones y los sentimientos no sirven para fundamentar conceptos filosóficos. Si realmente consideramos que lo anterior no es correcto, deberíamos poder sustentarlo en razonamientos igualmente impecables que nos lleven a afirmar la naturaleza errónea del concepto de autopropiedad.

Frente al concepto que hemos mencionado, podemos aportar el concepto de dignidad, entendido no como un accidente de la persona (entendido accidente en el sentido aristotélico, es decir, algo que complementa a la esencia del ente), sino por contrario, algo propio de la misma esencia de la persona. Vendría a ser una cualidad intrínseca y propia y que la define como tal. Y si todo ser humano es persona, toda persona, como hemos acabado de afirmar, tiene esa cualidad que denominamos dignidad. De este concepto se deriva el principio de que una persona no puede ser un medio para otra, sino que es un fin en si misma. De esta forma, y sólo de esta forma, puede entenderse la libertad como medio para elegir el sentido de la existencia, negando de esta manera la posibilidad de que sea otro quien determine ese sentido. Por último, mencionar brevemente que el concepto de dignidad se basa en el grado de bondad ontológica que posee un ente (en este caso la persona) en cuanto ente, bondad ontológica que no tiene connotaciones éticas sino estrictamente metafísicas.

Siguiendo con el razonamiento, si esa característica que denominamos dignidad está presente en toda persona, de la misma forma que no podemos poseer a un tercero, pues entonces éste se convertiría en un medio para otro, tampoco yo puedo poseerme en el sentido que define el concepto de autopropiedad. Si poseer a otro atenta contra el concepto de dignidad, y si esta dignidad se encuentra presente también en mí, es imposible poseerme sin violar esa dignidad que me define como ente, como ser humano, como persona.

Pero, llegados aquí nos encontramos con un problema. Si tanto la autopropiedad como la dignidad humana pueden describirse lógicamente y servir de base para el desarrollo de una ética, ¿cómo podemos elegir entre los dos planteamientos? En esencia, la elección constituye un acto de fe, una apuesta que tendrá importantes consecuencias. Un medio para decidirnos es deducir consecuencias de nuestra elección inicial y tratar de averiguar cuales nos conduce al fin último de toda la persona que es la felicidad. Y es evidente que para ello podremos servirnos de toda la experiencia acumulada por la especie humana durante cientos de miles de años y transmitida de generación en generación

Después de todo lo expuesto, ¿es éticamente posible el canibalismo consentido? Si elegimos el camino de la dignidad podremos razonar que no es posible servir como alimento de otros, ni siquiera si libremente hemos decidido hacerlo, todo lo contrario que podría afirmarse si elegimos el camino de la autopropiedad. Igualmente, no podríamos convertirnos en esclavos, aunque fuese una decisión propia, ni podríamos seguir pautas de comportamientos que llevaran a nuestra propia destrucción, tales como el suicidio o la eutanasia.


Entradas relacionadas en este blog:
Liberalismo: Más allá del concepto de libertad.
El concepto de persona y la naturaleza humana.